Dr. Karl Hermann Konrad Burmeister

Iniciamos en este post una serie de publicaciones digitales destinadas a ordenar, elaborar e ilustrar ciertos aspectos biográficos de distintos viajeros científicos y naturalistas, cuyas obras son motivo de estudio en el presente Proyecto de Investigación. El tono que emplearemos aquí, más ilustrativo que científico, pretende dar un primer acercamiento a quienes se acercan a este espacio virtual, para lograr abordar luego el resto de las publicaciones, que presentan un análisis en profundidad y son parte de las investigaciones llevadas a cabo por el equipo integrante del Proyecto.
El texto que reproducimos a continuación integra parcialmente el 2º Informe de Avance producido por el Equipo de Investigación dirigido por el Dr. Mario Sebastián Román. La recopilación, edición y publicación del presente material fue realizado por el becario Román Mayorá.





Karl Hermann Konrad Burmeister fue un científico prusiano de ascendencia eslava. Nació en Stralsund, el 15 de enero de 1807. Según el propio Burmeister, fue su abuelo materno, Johan Nicholas Freund, quien incentivó su interés por la ciencia. En el año 1814 ingresó al Gymnasium de su ciudad natal. En 1825, entró a la Universidad de Greifswald. El 4 de noviembre de 1829 se graduó en la Universidad Real Prusiana de Halle, en la Facultad de Medicina, y el 9 de diciembre también en la Facultad de Filosofía. En enero de 1830, el joven Burmeister volvió a Stralsund con su doble título de Doctor y desde allí se trasladó en el mes de mayo a Berlín.
Sabemos a través del testimonio de sus hijos que es ya en este momento de su vida en el que se despierta su interés por viajar para conocer mundos lejanos. En un primer momento intenta viajar a Oriente, interesado por la naturaleza de la India, para lo cual ofrece al Gobierno de Holanda sus servicios como médico para las colonias, solicitud a la que no se dio curso.


Ante la imposibilidad de concretar su proyecto expedicionario, decide continuar con su carrera académica. En 1831 fue profesor de Historia Natural en el Joachimsthaler Gymnasium, y en 1832 en el Kölnischen Realgymnasium, ambos en Berlín. En 1833, se habilitó como docente privado en la Universidad de Berlín y en 1837 fue nombrado profesor de Zoología en la Universidad de Halle, institución en la que también ejerció la Dirección del Museo dedicada a esa rama de la entonces llamada “Ciencia Natural”.
El 7 de abril de 1836 se casó, en primeras nupcias, con Maria Elisabeth Sommer, de quien se divorció tras el regreso a Alemania de su primer viaje a la Argentina (el segundo a Sudamérica), en 1861, por incompatibilidad de caracteres. En este matrimonio tuvo dos hijos: Hermann, nacido en 1837, quién vino a la Argentina con él en 1857, trabajó en el país hasta 1888 y se retiró de los negocios para vivir en Europa; el segundo, Heinrich Adolph, hizo varios viajes al Brasil como turista, pero finalmente se radicó en Hamburgo.
La obra de Burmeister, tanto por su volumen como por su erudición, alcance de su publicación y circulación internacional, y por los aportes sustanciales al campo científico europeo y argentino del siglo XIX, mereció sin discusión el elogio de sus pares, contemporáneos y sucesores, lo que erigió a su voz en una de las más autorizadas de las que participaran de las polémicas y discusiones suscitadas en su época.
Entre 1832 y 1855 publicó los ocho tomos de su Handbuch der Entomologie (Manual de Entomología), la obra más completa en el campo, traducido al inglés y al ruso. En 1843 publicó en Leipzig su Historia de la Creación, que fue traducida al inglés, ruso, italiano y francés, desde su primera edición en alemán, y hasta 1870. Era una monumental obra, en la que revisaba las tesis sobre el tema expuestas por Cuvier y D’Orbigny. Esta obra tuvo tal trascendencia que ameritó nueve ediciones corregidas y aumentadas por Burmeister, y es considerada la precursora del Kosmos de Alexander von Humboldt, esta última publicada entre 1845-1859.
Pero el reconocimiento que esta obra le granjeó en el mundo intelectual alemán y europeo, tendría su correlato en la adversidad que le esperaba por parte de la esfera política. En el año 1848 dejó en suspenso durante lo que sería un corto lapso su actividad exclusivamente científica, para participar activamente en la dirección política de su nación. El clima social europeo era de una fuerte efervescencia política.
Burmeister fue elegido en 1849 diputado, por la ciudad de Liegnitz, a la Dieta de Frankfurt en la Primera Cámara Prusiana, y en ese mismo año asumió su banca. Su concepción política sobre las normas democráticas que debía contemplar la unificación de Alemania bajo el dominio parlamentario prusiano lo ubicó en un claro lugar de oposición y antagonismo al ideario monárquico y militarista liderado por Otto Eduard Leopold von Bismarck-Schönhausen, el futuro canciller conocido como Otto von Bismarck. En definitiva, el científico ganó al político; el desaliento experimentado por Burmeister por las derivas políticas de Alemania se transformó en insatisfacción con el resultado de su actuación parlamentaria.
Lo anterior, sumado a una “situación familiar desfavorable” precipitaron la decisión de Burmeister de emprender el viaje. Será en 1850, entonces, cuando Burmeister logrará concretar su primera expedición a Sudamérica. Para ello, y a través de la recomendación de Alexander von Humboldt, obtuvo el apoyo del entonces Ministro de Culto, Adalbert von Ladenberg, consistente en licencia por un año en sus cátedras y un subsidio real para visitar al Brasil. El 12 de septiembre se embarcó en un velero rumbo a ese país.
Tras 19 meses de estancia en Brasil, debió regresar a Alemania, forzado por la primera de las tragedias que signarían su vida: se había fracturado la pierna derecha el 2 de junio de 1851 en Lagoa Santa y, al soldar el hueso imperfectamente, quedó con la pierna lesionada más corta y una cojera que no lo abandonó por el resto de su vida. Para principios del año 1856 se decidió por un nuevo viaje a la América del Sur, con las provincias del Plata como destino. Fueron nuevamente las influencias y relaciones de Alexander von Humboldt, sumadas ahora a las de otros protectores, las que le habilitaron otra licencia del Ministerio de Culto y fondos concedidos por el Rey de Prusia, para concretar su nuevo traslado al hemisferio sur, esta vez para recorrer las provincias argentinas.
Logrado el apoyo de las autoridades prusianas, avanzó en la organización de su viaje hacia las regiones del Plata. Burmeister se trasladó a París para luego cruzar el Canal de La Mancha, desde Calais a Dover, luego llegó hasta Londres, para finalmente embarcarse en Southampton.
Su breve estancia en París fue fundamental para perfilar su viaje hacia la Confederación Argentina y generar las condiciones y el apoyo político deseables para sus aspiraciones científicas. Allí conoció a Juan Bautista Alberdi, Ministro Plenipotenciario de la Confederación, ante la Francia Imperial, quien le extendió una carta de presentación para el Presidente, General Justo José de Urquiza, datada el 22 de septiembre de 1856 en la capital francesa, donde podía leerse: “Mi querido Señor Presidente: Tengo la honra de presentar y de recomendar a su benevolencia la muy distinguida persona del Señor Doctor Burmeister de Halle, sabio alemán, que va en misión especial del Rey de Prusia, a estudiar la Provincia de Mendoza en su faz geológica (…) Quiera Vuestra Excelencia añadir el valor de mi recomendación especial a la que el Señor Doctor Burmeister lleva por sí mismo en el objeto de su misión y en la celebridad de su nombre. […]” (Carta de Juan Bautista Alberdi dirigida al General Justo José de Urquiza, fechada el 22 de septiembre de 1856).
Con esta recomendación del confederado Alberdi, el científico prusiano se trasladó a Southampton donde se embarcó en el vapor de ruedas Tamar, el más veloz de la Royal Mail Steam Packet Company, el 9 de octubre con destino a Río de Janeiro, donde llegó el 2 de noviembre. Allí permaneció hasta el 1° de diciembre, fecha en que se embarcó en el buque Sardenhia para Montevideo, donde arribó el 7 del mismo mes. Permaneció en el Uruguay aproximadamente dos meses, recorrió y estudió parte de la campaña oriental, viajó después a Buenos Aires, donde arribó el 31 de enero de 1857. Siete días después, emprendió el viaje por las provincias argentinas, relatado en Viaje por los Estados del Plata.
En primer lugar, fue a Rosario, de ahí a Mendoza, luego a Entre Ríos. Permaneció un año en Paraná, entonces capital de la Confederación Argentina; llegó promediando mayo de 1858 y para el 1° de septiembre ya había adquirido una casa de campo sobre el río Paraná, donde moró durante nueve meses, hasta el 1° de junio de 1859, y continuó con su actividad científica. Al abandonar Paraná, el 12 de junio de aquel año, cruzó a Santa Fe, para seguir a Córdoba, Santiago del Estero y Tucumán. Allí conoció a quien sería su segunda esposa, Petrona de Tejeda, madre de sus dos hijos menores, Carlos y Federico, con la que contrajo casamiento más tarde, ya divorciado, en su tercer viaje a Sudamérica, cuando regresó a la Argentina para hacerse cargo de la dirección del Museo Público de Buenos Aires.
Croquis original de la ubicación de la quinta del Dr. Burmeister, en Paraná. En superposición, pueden verse un plano de las calles actuales de la ciudad de Paraná, y la vista satelital de Google Earth. La zona corresponde al lugar donde luego se emplazó el Matadero y Frigorífico Municipal (hoy en pie, aunque abandonado), en cercanías de lo que hoy es el Volcadero Municipal.

De Tucumán pasó a Catamarca, y dando por finalizado su viaje en la Argentina, cruzó la cordillera por el paso del Peñasco de Diego, en esa última provincia, se embarcó en Caldera (Chile), puerto de Copiapó, con destino a Panamá y de allí para Southampton, donde llegó el 12 de mayo de 1860. Una vez arribado a su tierra natal, retoma su cátedra de Zoología en la Universidad de Halle y “comienza a ordenar sus apuntes, tablas, planos y dibujos” (Raffino, 2008: 25), para dedicarse a la escritura de la obra Viaje por los Estados del Plata, íntegramente escrita a su regreso a Alemania, y que publica en Halle, en dos tomos, en 1861.

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